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Ser Pintor en estos tiempos
En el momento en que vivimos, cuando las imágenes nos inundan cada día, cuando todo parece estar tan cerca, tan a nuestro alcance y los medios Audiovisuales nos hacen tan cercanos logotipos, fotografías, dibujos, y un sin fin de ideas plásticas, se nos hace participes de la Iconografía de este, nuestro Siglo XXI. Una verdadera saturación, que en ocasiones nos cuesta filtrar, asimilar, o simplemente no percibimos, como muestra de nuestra reacción innata a mantener la cordura.
Se me antoja un tanto infructuoso e anticuado esto de la pintura. Pintar hoy en día es un acto de Fe, muchas veces desdichado e infructífero, y no hablo solo en términos económicos, sino del poco o nulo apoyo moral, ético, social que recibimos los Artistas. Esto se suma a la falta de iniciativas que potencien, que divulguen la cultura pictórica, por parte de las administraciones publicas. El sistema de comercio del arte en general, y de la obra pictórica en particular, convierte la obras en moneda de cambio mercantil, otorgándole un valor meramente especulativo, que convierte el acto de la adquisición, en algo banal, y que lo despoja de todo romanticismo, sin más.
Solo tengo una razón poderosa para pintar: por propia satisfacción personal. No encuentro ninguna otra razón para hacerlo. Me he dado cuenta, que cuanto más avanzo en el camino hacia mis obras, con mayor gusto las miro, y me deleito al contemplarlas, me causan una serie de sensaciones, y son ellas las que me retroalimentan, las que me vuelven a impulsar, a saltar nuevamente al fondo del lienzo en blanco. En mi imaginación existe en un espacio comprimido, con la imagen de un observador viendo mi obra y sintiéndose cómplice. Este pienso que debe ser el ultimo fin.
Gracias